Las exposiciones temporales en la gestión cultural

Exposicion temporal, museo, cultura, gestion cultural

Consideradas como uno de los medios más eficaces para la promoción y difusión de las diferentes culturas de los pueblos, las EXPOSICIONES TEMPORALES han consolidado su presencia en múltiples y diversos ámbitos nacionales e internacionales, formando parte de las ‘embajadas culturales’ de los países y contribuyendo al conocimiento intercultural entre las sociedades.





Todos hemos disfrutado -o no- alguna vez de una exposición temporal, bien organizada por un museo o bien por una institución particular. Lo cierto es que una de las cosas que más me llaman la atención con respecto al público es que no siempre se es consciente de todo el trabajo que hay detrás de la concepción, diseño y montaje de este tipo de actividades temporales.


Existen varias razones por las que se decide organizar una exposición temporal, entre otras, celebrar una conmemoración, destacar recientes aportaciones de investigación, mostrar fondos que habitualmente no se exponen al público o difundir obras de autores poco conocidas. Esto implica que encontraremos diferentes objetivos y fines que se multiplican y diversifican tanto como las vías por las que puede surgir su concepción. Sea cual sea el motivo que da origen a la realización de una exposición temporal, conviene señalar que el respeto a los principios de ética y deontología asentados en materia de exposiciones temporales (en esta materia hay que tener en cuenta el Código de Deontología Profesional del ICOM y las Recomendaciones sobre Movilidad de las Colecciones de los Museos Europeos, Informe elaborado por un grupo independiente de expertos del Consejo de la Unión Europea, 2005) deberá ser norma de general aceptación que guíe la actuación de todos los profesionales que participen en su organización.


Más allá de esto último, que es inherente a toda actividad cultural que se realice, el primer aspecto a considerar a la hora de organizar una exposición de estas características es el corto periodo de tiempo para el que está concebida. Ello debe determinar los sistemas constructivos empleados, de manera que haya siempre un balance entre el tiempo que van a estar expuestos y el gasto invertido (¿materiales de alta calidad para algo temporal? No tiene sentido).


Otro aspecto a destacar es el tiempo empleado en el montaje. Por norma general, las exposiciones temporales planifican estas tareas para siete días aproximadamente, aunque todo depende del presupuesto, de la configuración de las estructuras a montar, del perjuicio a las instituciones y de la conservación de las piezas.
Os dejo un cuadro resumen:


Factores de riesgo
PRESUPUESTO ELEVADO
El gasto debe estar lo suficientemente justificado ya que el dinero invertido podría dedicarse a otras actividades necesarias
RIESGOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LOS BIENES
El embalaje, transporte, desembalaje, montaje y exposición de las piezas supone una riesgo que no tendría lugar si la pieza no se mueve de su lugar de origen.
ALTERACIONES A LAS INSTITUCIONES IMPLICADAS
El préstamo de las obras supone no poder ofrecer al público de la institución prestadora la pieza. La institución que alberga la exposición debe variar espacios, horarios y dedicar personal y recursos.

Algo que me gusta destacar de las exposiciones temporales es que favorecen que se pueda experimentar con nuevos diseños museográficos. Nos permiten aventurarnos con propuestas museográficas más arriesgadas que pueden servir de experimentación para después incorporarse, una vez contrastada su validez, a una exposición permanente. Esto deberá valorarse por medio de los estudios de público, de los que hablaré en otra ocasión, pero quiero adelantar algunos conceptos iniciales. Toda exposición -ya sea temporal o permanente- o actividad cultural debe ser evaluada. Esta evaluación debe realizarse teniendo en cuenta dos aspectos primordiales; de un lado, el análisis y evaluación del público (con estudios cuantitativos y cualitativos), y de otro lado, el análisis y evaluación económica (ver la desviación entre la inversión presupuestada y la inversión final). Pero como digo, de todo ello hablaré en otra ocasión.


Por último hay que destacar el beneficio que reporta a las instituciones implicadas en una exposición temporal. Es un hecho que actualmente el éxito en cuanto a número de visitantes de un museo está fuertemente condicionado por el éxito de las exposiciones temporales que pueda programar. La toma de conciencia de este hecho ha impulsado que cada vez se dediquen más recursos a las exposiciones temporales y que se aprovechen todas las consecuencias que se puedan derivar, entre otras, poder divulgar las colecciones que se poseen, completar, aunque sea de manera temporal, aquellos fondos de los que carece la propia institución, servir de estímulo para realizar intervenciones en los bienes expuestos para fomentar su conservación y restauración, o contribuir a investigar las piezas, ya que una vez que el comisario termina el proceso de seleccionar las piezas que formarán parte del discurso expositivo, hay que abordar el proceso de elaboración de las fichas catalográficas que les corresponden para ser publicadas en el catálogo y de los artículos de fondo que pueden incluirse en el mismo.


Así pues, las exposiciones temporales, salvando los factores de riesgo que expuse anteriormente, representan una actividad que reporta un gran beneficio y prestigio institucional.


Fuentes:

Todas las imágenes son de dominio público. Gratis para usos comerciales. No es necesario reconocimiento


Créditos:

Imagen 1: https://pixabay.com/es/users/Barni1-773830/

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.