La interpretación del Patrimonio
Los seis principios de Freeman Tilden
Muchos de vosotros de seguro que habéis acudido a una visita guiada de algún bien cultural, en un museo, en un sitio arqueológico, en una exposición... y muchos de vosotros habréis igualmente regresado a casa con la sensación de haber aprendido como nunca antes (o el efecto contrario). Esa sensación no la da el bien cultural en sí, la da el guía de la visita.
El Comité Europeo de Normalización (CEN) define al guía turístico como "Persona que guía a los visitantes en el idioma de su elección e interpreta el patrimonio cultural y natural de una zona, que normalmente posee una titulación específica sobre una zona, por lo general emitido o reconocido por las autoridades competentes". Fijaos por un momento en la propia definición de la CEN: "persona que interpreta el patrimonio". Esta propia definición determina elementos que a día de hoy marcan ciertas polémicas en el ámbito de los servicios turísticos, puesto que no todos los guías realizan una adecuada interpretación sino que se fundamentan, única y exclusivamente, en una serie de datos históricos hábilmente entrelazados. En otra ocasión entraré al polémico debate entre guía turístico e intérprete, las diferencias entre ambos y las trabas y recelos que muestran los guías turísticos ante los intérpretes del patrimonio.
Más allá de estas premisas iniciales sabemos con certeza que existe una serie de habilidades que son indispensables dentro de las facultades comunicativas de un buen profesional. Entre otras, un profesional de sector debe tener la capacidad de transmitir a los visitantes los valores de aquellos bienes y sitios de interés que muestra, con la personalidad y un don de gentes que logre despertar en el visitante el máximo interés. Pero también cree la necesidad en el visitante de saber más sobre lo que está viendo. Esto último es muy importante sobre todo porque el guía turístico cuida un papel crucial a la hora de promocionar un destino ya sea un monumento, una exposición, un bien, una ciudad o, incluso un país.
Pero, ¿qué tan asimilado tienen los guías turísticos los conocimientos interpretativos necesarios para realizar una correcta interpretación del patrimonio?
Para responder a esta pregunta es fundamental acercarse aunque sea de manera muy breve a la figura de Freeman Tilden conocido por muchos como el auténtico padre de la interpretación quién allá por los años 60 impartió cátedra sobre esta disciplina tan importante hoy para el turismo. El término Interpretación tiene su origen en los Estados Unidos a finales del siglo XIX a raíz de la Declaración de los parques nacionales, y que se hace patente en 1957 con la publicación del libro titulado Interpretando nuestro patrimonio (Interpreting our Heritage), una obra que marca un referente en la materia al establecer los principios y teorías básicas de la interpretación del patrimonio. Este libro ha inspirado de hecho a generaciones de intérpretes en todo el mundo y sigue siendo un texto definitivo para la disciplina.
La interpretación del patrimonio natural y cultural debe ser tan antigua como los seres humanos. El hechicero, los contadores de cuentos, y los ancianos de los grupos tribales transmitía oralmente la historia de su pueblo de generación en generación. Antes de que existiesen los libros y otros métodos modernos para grabar historias, estas tradiciones orales eran la base para la supervivencia y la evolución de las culturas. En el contexto moderno, interpretación es el término usado para describir las actividades de comunicación destinadas a mejorar la comprensión en parques, zoos museos centros naturales, y acuarios, con objeto de crear una actitud favorable a los rasgos que son interpretados. La definición proporcionada por Tilden en su obra es contemplada por la mayoría de los intérpretes con la definición:
“La interpretación es una actividad educativa que pretende revelar significados e interrelaciones a través del uso de objetos originales, por un contacto directo con el recurso o por medios ilustrativos, no limitándose a dar una mera información de los hechos”.
A pesar de todo esta definición no estuvo exenta de polémica por su encabezamiento “una actividad educativa”, puesto que el empleo del término educativa se prestó a muchas confusiones, al relacionado con el marco escolar y curricular sobre todo en países anglosajones. El propio Tilden reconoció este hecho y aseguró en una conferencia que lo que había querido decir era que la interpretación es “una actividad recreativa”.
Desde entonces han sido varias las definiciones que han intentado matizar y concretar el término Interpretación del Patrimonio con mejor o peor acierto.
Pongamos algunos ejemplos.
Asociación para la Interpretación del Patrimonio
“La interpretación del patrimonio es el arte de revelar in situ el significado del legado natural, cultural o histórico, al público que visita esos lugares en su tiempo de ocio”.
“La interpretación es el proceso de desarrollar el interés, el disfrute y la comprensión del visitante por una área, mediante la explicación de sus características y sus interrelaciones”.
“La interpretación posee 4 características que hace de ella una disciplina especial: es comunicativa, ofrece una información breve, es entregada en presencia de los en cuestión, y su objetivo es la revelación de un significado”.
Countryside Commission for Scotland
“La Interpretación es el arte de explicar al público el carácter de un lugar, especialmente a los visitantes casuales, de forma que tomen conciencia del significado del sitio que visita y desarrollen el deseo de conservarlo”.
Pero volvamos a Freeman Tilden y la obra con la que se inició toda una disciplina. De Interpreting our Heritage se puede extraer 6 principios fundamentales de la interpretación del patrimonio. Véamos cuáles son.
1. La relevancia al individuo
La interpretación del patrimonio debe relacionar los objetos de divulgación, rasgos interpretativos, con algo que se encuentre la experiencia y personalidad de aquellos a quienes va dirigida.
Debemos ser conscientes que al reflejar los elementos a comunicar con las experiencias de aquellas personas que son receptores resulta más fácil que éstos últimos asimilen las informaciones ya que las relacionan con sus propios conocimientos.
2. La interpretación no es sólo información, también contiene aspectos afectivos
La información como tal no es interpretación. La interpretación del patrimonio es una forma de comunicación basada en la información, pero debe tratar además con significados, interrelaciones, implicaciones e interrogantes sobre ciertas cuestiones o materias.
3. La interpretación es un arte, y como tal hasta cierto punto puede ser enseñada
La interpretación del patrimonio es un arte que combina muchas artes para explicar los temas presentados. Debe hacer uso de todos los sentidos para construir conceptos y conseguir reacciones en el individuo.
4. La interpretación persigue la provocación, no la instrucción
La interpretación del patrimonio es provocación; debe despertar la curiosidad, resaltando lo que en apariencia es insignificante.
5. La interpretación es la presentación del todo y no sólo de las partes
La interpretación del patrimonio, debe ser una presentación del todo y no de partes aisladas; los temas presentados deben estar interrelacionados dentro de un marco conceptual común.
6. La interpretación destinada a los niños no debe ser una mera simplificación de la destinada a los adultos
La interpretación del patrimonio está dirigida al público general, pero debe tener en cuenta las características particulares de cada tipo de público: niños o adultos, intereses, niveles de profundidad, etc.
El patrimonio debe despertar interés, tiene que satisfacer o al menos ajustarse a las necesidades de cada colectivo. Si nos planteamos una interpretación de calidad debemos conjuntar una serie de propiedades características de dicho colectivo confiriendo una aptitud explícita o implícita de la interpretación para satisfacer dichas necesidades.
De todo lo dicho debemos comprender una serie de aspectos claves en la materia. La interpretación es una herramienta más en la difusión del patrimonio. No es la única, pero sí tiene una serie de características que la hacen genuina, y que para muchos de nosotros representa la clave para articular la correcta dirección en la generación de un producto patrimonial y turístico de calidad. A pesar de todo, mantengo que es necesario mantener una perspectiva colaboracionista con otras disciplinas, máxime si de lo que tratamos a fin de cuentas es de emplear el patrimonio como eje vertebrador del desarrollo territorial de una región.
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